En un artículo de opinión escrito de su puño y letra publicado en El Desmarque Cádiz, Juan Carlos Aragón expresa su opinión sobre los ultras del fútbol "A mí me echaron de los estadios. En el mío concretamente, empecé a dejarme de sentir como en casa desde que nacieron. Aún me pregunto cómo se les dejó crecer allí, ni qué loba los amamantó. Portaban banderas. Pero las suyas no eran las mías. La ikurriña, la de la URSS, la de Inglaterra, la de Andalucía. Todas juntas en el Fondo Sur de nuestro divino Carranza. Lo peor de todo no era el mejunje ideológico que representaban, sino el caos mental que gobernaba la mente infante y demente de sus esquizofrénicos líderes" comienza el artículo del autor de carnaval.
Piensa Juan Carlos Aragón que "si el fútbol es todo cuanto es, se lo debe especialmente a la importancia del gol [...]. Pero a medida que pasaron los años, estos ultras (que traducido no sé qué carajo resulta) nos quisieron meter el gol de que ellos eran más importantes que el gol, hasta el extremo de que el estadio, el goleador y el resto de la afición perdía protagonismo en virtud de su romana forma de celebrarlo", añadiendo que "puede parecer que la afición al fútbol la inventaran ellos, pero hay fotos en blanco y negro que atestiguan que, antes de que llegaran, el fútbol ya era importante".
Generalizando, culpa a los presidentes "cual trajeados capos de mafias organizadas" de irlos "enchulando hasta convertirlos en delicuentes y asesinos". "Incluso algunos ultras llegaron a hermanarse con otros ultras de ciudades que no les tocaban nada, mientras pateaban y escupían en el rostro de sus auténticos hermanos, paisanos, vecinos", agrega.
Lamenta que se necesiten "miles de efectivos policiales a cargo de nuestros bolsillos para garantizarles el exhibicionismo en público a los que no soportan sus frustradas vidas en privado. Náuseas en el área grande de mi corazón. Cuando el centro de gravedad se desplaza el sentido se pierde. Y cuando el sentido se pierde yo no sigo. Lo veo por la tele, que aunque no tiene el encanto del estadio, ahí, por lo menos, nadie es más importante que el gol", concluyó.