Todos quieren señalar con el dedo al trío arbitral, comandado por el mallorquín Ángel Rodado Rodríguez, como principales culpables del gol alavesista, ya que éste vino precedido por una clara falta de Pablo Casar a César Caneda que no fue pitada ni por árbitro ni por el linier de la banda de tribuna. Jugadores, entrenador y presidente han mostrado su malestar por dicho error, y aunan expresando cierta gana de protagonismo de los árbitros.

Si en el pasado partido en Carranza hubieron pitos hacia banquillo y palco, los pitos de esta semana se centraban en los tres hombres de negro. Su actuación sacó de quicio a muchos aficionados, pese a que en muchos momentos del partido estuvo acertado. No es nada discutible ninguna amonestación que sacó, ni la expulsión a De Quintana, considerada justa hasta por el propio jugador.
 
Pero maneras protagonistas se le vieron al trío arbitral, y más con la publicación en el acta de la siguiente observación: " Al finalizar el partido y cuando entrabamos al vestuario arbitral, se oian gritos desde el vestuario del Cadiz C.F.diciendo en varias ocasiones "dejar a esos hijos de puta" sin poder precisar quién lo hizo". Eso y nada es lo mismo. En el próximo partido toca ganar con contundencia.