Quien se dé por satisfecho con lo logrado, muy bien. Quien prefiera soñar con una racha de resultados que vuelva a meter a los amarillos en la lucha por todo, mejor para él. Una cosa está clara, el objetivo inicial está atado salvo debacle de dimensiones megagigantescas.

El triunfo de ayer en el estadio Butarque de Leganés se cimentó en dos bases fundamentales: una primera parte en la que los de Jose practicaron el mejor fútbol que se le recuerda en mucho tiempo y una segunda en la que supieron aguantar y defender el gol que Dani Navarrete había logrado en el minuto 32.

Esos primeros 45 minutos fueron magníficos, con fútbol rápido, de entradas por banda, dominio casi absoluto y un gol que a la postre fue suficiente para atar los tres puntos. De inicio Jose había sorprendido haciendo varios cambios con respecto a la semana anterior frente al Algeciras. El técnico gaditano apostó por Velázquez en el lateral derecho en lugar de Varela, por Paz sustituyendo a Manolo Pérez en el doble pivote, Dani en vez de Zafra y Mario en la media punta por Pavoni, aunque esta última variante era obligada ya que el argentino está muy tocado por culpa de su sobrecarga de abductores.

La apuesta le salió bien al Jose ya que, aunque ambos equipos saltaron al campo pelín agarrotados por el intensísimo frío que hacía en la capital del reino y sus alrededores, poco a poco el Cádiz fue imponiéndose en la parcela central. Pese a ello, la primera ocasión del partido, clarísima, fue para el Leganés al cuarto de hora de juego. Raúl López regaló el esférico a Txiki y éste se plantó solo ante Navas. El centrocampista pepinero quiso hacerlo bonito y metió la pata porque su vaselina se quedó corta y el guardameta cadista atajó el partido sin problemas.

A partir de ahí y hasta el descanso se acabó el conjunto local. El Cádiz empezó a jugar la pelota y el Leganés a correr detrás de ella. Cuatro minutos después de la de Txiki, Dani Navarrete tuvo otra excelente ocasión en una contra, pero el catalán se echó el balón demasiado largo cuando tenía absolutamente solo a Jonathan en el segundo palo. Precisamente ellos dos estaban siendo, junto con Mario, los más destacados de su equipo, entrando perfectamente por ambos flancos, a los que el media punta malagueño les enviaba muy buenos balones.

A la media hora de juego llegó el gol del partido. Dani le robó la cartera a Alessandría, encaró al portero Raúl, le dribló y cuando empezaba a quedarse sin ángulo, disparó y el balón entró ante el alborozo de los más de 500 hinchas cadistas que se congelaban en la grada. A partir del gol el conjunto pepinero se hundió más y el Cádiz bien pudo haber sentenciado, sobre todo con un remate de Jonathan de cabeza que se fue alto cuando el canario había tenido tiempo de bajar el balón, pensar, disparar y hasta tomarse un caldito para quitarse el tremendo frío. Pero no lo hizo y ambos equipos se fueron al vestuario con el 0-1 en el marcador.

Tras el descanso el panorama varió radicalmente. De principio a fin fueron los locales los que tuvieron el balón, los que 'achucharon' y trataron de poner cerco a la portería de Navas. El Cádiz se limitó a defender, unas veces utilizando la cabeza y otras el corazón, pero siempre con orden, con mucho orden. El centro del campo no 'rascaba' bola y la distancia entre la línea defensiva y la de ataque era demasiado grande, lo que propiciaba que el equipo de Martín Delgado encontrara huecos por los que penetrar, aunque sin crear tampoco un peligro alarmante. Las ocasiones más claras las disfrutaron Txiki, con un disparo al lateral de la red, Marini, con un lanzamiento alto y Borja con un remate de cabeza. También pidieron un par de penaltis, solicitudes que no fueron atendidas por el colegiado, como tampoco lo fue la de Paz en el primer tiempo por un supuesto agarrón ni la de Oli nada más comenzar el segundo, en uno de los pocos acercamientos del Cádiz al área rival en esa segunda parte.

Eso sí, la oportunidad más clara llegó en el descuento y fue para el Cádiz. Pavoni condujo una contra y se plantó solo ante Raúl. En un primer instante trató de batirle sin conseguirlo. Pero el rechace le cayó a él y, viendo a Iban Espadas completamente solo, le dio el balón. El delantero cedido por el Zaragoza únicamente tenía que empujarlo dentro, sin oposición alguna, pero inexplicablemente lo echó fuera. Por suerte para su equipo todo quedó en una anécdota y en un poco más de sufrimiento durante los dos minutos que restaban hasta que Rubio Iniesta señaló el final.

El Cádiz por fin engancha dos triunfos consecutivos, por fin vuelve a ganar y a marcar fuera de casa. La semana que viene, también en domingo y en sesión matinal, recibe al Recre, otro equipo con el que tiene una deuda deportiva pendiente. En la primera vuelta el Leganés fue el primero que ganó en Carranza y el Recreativo le ganó pese a ser el Cádiz claramente superior. A los madrileños el Cádiz les ha devuelto la moneda. A ver qué pasa con los onubenses.
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