
Su situación deportiva se trasladó a lo personal en una temporada que ya forma parte de su pasado. Contrastes de aquellas dos paradas en Irún que fueron parte importante del ascenso con aquellos insultos recibidos desde su propia hinchada. “Me cogió con mi mujer embarazada, estábamos solos y con los ánimos bajos por todo lo que estaba pasando. No lo pasé bien. Hice la pretemporada con el primer equipo pero volví a irme cedido. No he tenido un camino de rosas”.