M.A. Vallecillo/portalcadista.com
Decía mi amigo Manolo en la charla que cada lunes mantenemos sobre nuestro Cádiz, que le resultaba curioso que ahora se marque un objetivo (ser cuartos en la tabla) cuando no hace mucho se abogaba por no mirar más allá del partido a partido.

Mi amigo tiene más razón que un santo. No se entiende esta repentina obsesión por marcarse una meta de aquí al final de liga, que por otra parte carece de premio deportivo. A mí, como creo que a muchos, no nos hacen falta estas cosas para seguir enganchados a nuestro equipo en lo que queda de campeonato. Quizás los tiros vengan por un deseo de mantener la mirada del aficionado lejos de lo que ha sido este curso y maquillarlo con esa cuarta plaza clasificatoria. Habrá incluso mal pensados que crean que todo se traduce en mantener la tensión a expensas de declarar un “día del club” dentro de tres jornadas.

Para lo único que puede servir estas postreras jornadas es para poner en el escaparate a algunos jugadores que hagan cosas importantes durante los encuentros que faltan y así revalorizar el producto en futuribles ventas. Pero, sobre todo, es una ocasión de oro para devolver al aficionado en forma de juego y goles todo lo que éste ha dado durante esta temporada. Sobre todo en el Ramón de Carranza.

La victoria en Las Palmas daba a suponer que iba a ayudar a convertir en tranquilidad la actualidad del equipo amarillo. Tres puntos a domicilio, bellos goles, estreno anotador de Acuña… Todo había llegado en un momento difícil y siempre se ha sabido que para estas cosas no hay mejor bálsamo. Incluso desde los medios oficiales del club se había desempolvado el tópico de “remar todos hacia el mismo lado” para encauzar los ánimos del entorno hacia aguas tranquilas. Remos que parece haberse olvidado Jonathan Sesma en las islas afortunadas en su regreso a los entrenamientos y a quien la entidad no ha sabido/querido recordarle esa frase en el día de ayer, cuando se negó a hacer declaraciones ante la prensa durante lo que resta de temporada.

En este caso habría que repartir culpas por partes iguales. El jugador debe recordar que él es profesional gracias a los aficionados, que son consumidores de esos medios de comunicación. El día que no haya aficionados, el fútbol profesional dejará de existir y, por ende, ellos dejarían de cobrar. El club, por su parte, debería haber depositado ayer los gramos de inteligencia que le faltaron a Sesma para hacerle ver que esa acción no ayuda al club ni a su presente y futuro como jugador. Por último, la prensa debería recapacitar y dejar de tratar a los profesionales del fútbol como “coleguitas” cuando las cosas van bien para luego hacerlo con contundencia cuando el ambiente se enrarece o estos no entran en su juego. Creo que un distanciamiento que deje a las claras cuál es el sitio de cada uno en este deporte sería beneficioso para el rigor informativo que demanda el aficionado amarillo. Como escribía un aficionado en forocadista.com, resulta chocante que para enterarnos de lo que cobra Jonathan Sesma se haya tenido que producir este desplante a los medios.

El club, a mantener el rumbo. Los profesionales a cumplir con sus obligaciones dentro y fuera del terreno de juego. Y los medios, a informar de todo. Una vez más se demuestra que los únicos que hacen bien su trabajo son los aficionados. Como siempre, los únicos que dan la talla.

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