Tarde de domingo en Carranza

  29.03.2010   Favoritos / Compartir

 

Nos visita el Rayo Vallecano, equipo con una afición hermana a la nuestra que nos ha acompañado en los buenos momentos, pero también en los malos. Hay buen ambiente en los alrededores de Carranza, pero al hablar con mis compañeros de grada noto cierta desconfianza por el resultado final del partido. Ninguno es capaz de afirmar cómo quedará el encuentro. Pero todos sabemos que “necesitamos” ganar esos tres puntos.

Como viene siendo habitual, el Cádiz juega un buen partido en los primero 45 minutos. Atacamos y defendemos bien, se nota el trabajo y las nuevas incorporaciones en el once inicial. Se presiona y se consigue el primer tanto para el conjunto cadista. De momento nos vamos al descanso con la tranquilidad de una buena primera parte.
Durante el descanso todos los comentarios de la grada giran sobre lo mismo: ¿será capaz de aguantar el conjunto cadista esa presión? ¿Soportaremos los primeros 25 minutos de la segunda mitad sin que nos marquen un gol? Y es que todos sabemos de qué pie cojeamos. Nuestro problema se plantea entre el minuto 46 y el minuto 70. Los jugadores saltan al campo completamente perdidos y desconcentrados. No se puede deja de presionar, quizá el cansancio haga mella, pero ¿perder la concentración y la posición? Eso es inexplicable.

En la segunda mitad, y esto es otro cantar. El Rayo se hace dueño del balón y presiona al conjunto amarillo. Carranza empieza a cansarse de los segundos tiempos del Cádiz, aquí el dicho nos viene que ni pintado “segundas partes nunca fueron buenas”. El equipo sufre, pero la afición también. Empiezan a escucharse pitadas en el estadio. El conjunto rayista llega con facilidad y nos mete el susto en el cuerpo, y de tanto que va el cántaro a la fuente, pues fue el cántaro y se rompió, y lo peor de todo es que se veía venir. Marcador 1-1 en el minuto 65. Lo dicho, tenemos unos primeros 25 minutos después del descanso que sería mejor no jugarlos. Con el empate, parece que despierta el Cádiz C.F. Busca la oportunidad y se crean algunas ocasiones más o menos claras y ninguna cambia el resultado.

Foto: portalcadista.com

Y la grada está harta, empieza a explotar, se les exige a los jugadores el mismo rendimiento que se vio en ese Cádiz-Albacete. Creo que muchos empezamos a creer en los milagros desde entonces, porque remontar ese 1-3 era muy difícil y menos en veinte minutos con el juego que estaba haciendo el Cádiz. Pero se consiguió. ¿Y ahora por qué no son capaces? La pregunta nos ronda a todos por la cabeza. ¿Tan malo es el equipo? Está claro que hay una falta de calidad necesaria para competir con la mayoría de equipos de Segunda división. Pero bajo mi apreciación personal, estoy convencida de que la carencia del equipo es de concentración y coraje.

Muchos aficionados no entenderán porque gran sector de los aficionados cadistas apelan al orgullo, el honor y la dignidad de esos jugadores que llevan nuestra camiseta. Pero yo lo comprendo y lo comparto, porque por lo visto es la única manera en la que estos once tíos que están en el campo llevando nuestro escudo son capaces de reaccionar ante un resultado poco propicio.
Lo peor no es no ser capaces de remontar un partido. A mí la situación que más me preocupa es que tengamos los encuentros ganados hasta el minuto 65-70 y después tengamos que ingeniárnoslas para volver a conseguir esos tres puntos que teníamos ganados.
Y visto lo visto, la poca sangre que le echan en esos minutos cruciales, lo lógico es que la afición esté disgustada y decepcionada.

Hay que buscar soluciones, nosotros animamos al Cádiz, lo alentamos durante el partido; tenemos un límite: cuando vemos que se empiezan a cometer los mismos errores de siempre. Pero no podemos marcar los goles por ellos. Ya no se trata de jugar bien o mal. Lo importante es marcar un gol más que el contrario y ser capaces de mantener la portería a cero. Se trata de llevarnos esos tres puntos que están en juego.
Ahora vienen tiempos difíciles. Nos vamos a enfrentar a equipos que pelean por salir de la parte baja de la tabla y alguno que otro que aún sueña con meterse en una plaza de ascenso. La distancia a salvar ahora mismo es de cinco puntos para salir de la zona de descenso. ¿Lo vamos a conseguir?
Estoy con los rayistas, que casi confían más que nosotros mismos: “Cádiz no te rindas, vuelve a tu camino triunfal”.

Dina El Ghoulbzouri Torres

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