No era fácil, no, llegar a un campo como el Príncipe Felipe con un rival que había convertido su feudo en un fortín y hacerlo con tres ausencias como Airam Cabrera, Jona y Jon Ander Garrido. Tres jugadores que en circunstancias normales son muy necesarios en este tipo de encuentros pero que el Cádiz CF supo no echarles de meno con mucho trabajo, sacrificio y, por qué no, calidad.

Los extremeños, que en varias de sus victorias en casa no solo no había sufrido en exceso sino que también habían goleado, ha visto cómo el Cádiz hoy ha pasado como un rodillo sobre el siempre difícil césped del estadio cacereño.

Una complicada salida que los de Claudio Barragán solventaron con éxito mostrando una imagen sólida y, sobre todo, de equipo.