Un Cádiz sin alma, sin aquella que le llevamos viendo durante toda la temporada, sin la que vimos incluso en Oviedo, ha escogido este domingo para hacer el peor partido desde que llegara Claudio Barragán. Y ante el peor rival, uno que cuando marcó en Carranza dijo que se acabó el jugar, algo que el Cádiz no hizo cuando marcó en el Tartiere.
Si el problema de hoy ha sido la sobrepresión del ambiente y el objetivo, como reflejaban las palabras de Claudio tras el partido, es algo entonces que ya han pasado y que no les puede volver a afectar.
Más allá de eso no hay que pensar más que en la próxima eliminatoria. Pero si tanto Sergio Egea como Claudio Barragán han manifestado tras el partido en Carranza que hoy se enfrentaban los dos mejores equipos de la categoría, eso solo puede significar una cosa: no hay ninguno superior a los amarillos de todos a los que se puede enfrentar. No hay excusas. Ninguna.