Hoy se cumplen diez años del ascenso del Cádiz CF a Primera División en Chapín. De ese partido en el que Oli y Paz pusieron la guinda a una victoria que subía al club cadista al olimpo del fútbol español. Este mediodía en Onda Deportiva de Onda Cero Cádiz, el que fuera segundo entrenador del Cádiz en aquella temporada, Luis Soler, recordaba esos momentos. “Es una cosa que uno tiene en el corazón. Desde ayer, jugadores que están mandando mensajes, de la reunión de este fin de semana, se me vinieron a la mente un montón de recuerdos. Se recuerda toda la temporada pero ese partido en Chapín y la celebración en Cádiz esa noche es algo que no se olvida jamás”.
Para él nada de su amplia carrera deportiva puede compararse con aquel momento. “Para mí no hay nada comparable a eso. Disfruté de aquella temporada del ascenso. Mis hijos venían de Argentina con todo el riesgo que suponía. Podíamos salir campeones o no ascender. Pero todo el mundo tenía una gran confianza. Disfruté con mis hijos, con mi gente y con mi amigo del alma Víctor Espárrago.”
Hizo un balance de lo complicada que había sido aquella temporada que acabó haciéndose muy larga pero que tuvo un final perfecto. “Habíamos arrancado muy mal, perdiendo los dos primeros partidos. Se nos venía la noche pero sobre final de año empezamos a levantarnos. Le dimos la vuelta al equipo, que empezó a creer más en nosotros. Fue una cuestión de confianza entre jugadores y cuerpo técnico. Fuimos encontrando la manera. Pero quedaban dos jornadas y aun no teníamos el ascenso”.
También recordó una anécdota de días previos a ese encuentro en Jerez. “Como todo argentino, pensé concentrarnos tres o cuatro días antes del partido. Y Víctor me dijo que no porque había que tomarlo como un partido más. Que no debíamos cargar demasiadas emociones. Nos jugábamos todo, pero como siempre hacíamos. Fui a tomarme un café a la playa cuando en pocas horas nos jugábamos todo”.