No hay lugar a descentrarse, ni a dormirse en los laureles, ni a pensar que el camino va a ser fácil con tan solo llamarse 'Cádiz CF'. Ni mucho menos. La nefasta imagen del equipo en los últimos partidos de liga y Copa ha motivado que sean muchas las dudas que hayan comenzado a aparecer en el aficionado, con respecto a los jugadores y al cuerpo técnico del equipo amarillo.

El pasado domingo, tras el pitido final contra el CD San Roque de Lepe era la primera vez que un considerable, aunque mínimo, sector del respetable de Carranza señalaba y cuestionaba a un Claudio Barragán que, a pesar de las adversidades, sigue conservando un gran crédito en el seno y el entorno cadista. Pero si de repartir culpa se trata, el entorno no ha dudado que la gran parte de ella se la lleven los jugadores, los que se llevaron una sonora pitada durante y al final del encuentro.

Para evitar cualquier tipo de dudas, el anuncio de que Enrique Ortiz, Javier Manzano y Claudio Barragán se encargarán de la confección de la plantilla en el mercado invernal ha sido más que un golpe sobre la mesa, una advertencia a la plantilla cadista de que el club ha decidido dar poder al entrenador para tomar decisiones finales. Un poder que ya tenía y que con los últimos movimientos, queda ratificado.