Han sido unos días complicados para él y ha encontrado el cariño no solo desde el club y del cuerpo técnico sino también desde la afición. Álvaro García regresaba al equipo en el día de hoy y marcaba el segundo tanto del equipo cadista en una jugada espectacular, comenzada con su habitual velocidad imparable y culminada por un espléndido golazo que hizo levantar de sus asientos a los catorce mil aficionados que hoy poblaban las gradas de Carranza.

Un gol tras el que el utrerano no pudo reprimir las lágrimas y esa fue su celebración. Aclamado y vitoreado por el respetable el extremo se tiró al césped y lloró. Fueron lágrimas de alegría, quizás de demostración del cariño que le tiene al Cádiz. Sus compañeros corrieron a abrazarlo y a compartir su júbilo porque los tres puntos se quedaban en casa.

Lamentablemente otras lágrimas también afloraron en él cuando tuvo que abandonar el terreno de juego lesionado. Un mal gesto de su rodilla le obligó a no terminar el encuentro. Ahora queda esperar el alcance de la misma.