A pesar del punto logrado, cabía esperar que las palabras de Cervera tras el encuentro no iban a ir encaminadas a estar contento con lo que su equipo había hecho durante el partido. Y así fue. El técnico cadista comparecía explicando que “La realidad es que ha habido dos partes muy diferentes. Una en la que el Zaragoza fue mucho mejor que nosotros y otra en la que el Cádiz se la juega a cara o cruz. En la segunda parte empieza a encimar, a presionar, a quitar la pelota. Estos partidos reconozco que pueden ser muy bonitos pero no me gustan, lo normal cuando recibes tres goles es que pierdas. Intentaré darle la vuelta para que sea un equipo que cuando meta 3 goles, gane. Tenemos que darnos cuenta que cuando defendemos bien somos otra cosa y además atacamos bien. En el descanso dije que había que presionar y defender todos juntos, que a lo mejor lo hacemos más atrás pero somos más fiables”.

Y es que en la primera parte el Cádiz ha sido un equipo totalmente desconocido. “La primera parte muy mal, ellos han estado muy bien y nosotros muy mal. Muy mal sin el balón, porque con balón hemos llegado. En ataque no hemos estado mal, un partido normal del Cádiz. Pero cuando no la teníamos hacían lo que querían. Lo que yo me he matado trabajando desde que llegué al equipo y lo que seguiré haciendo, porque el fútbol parte desde ahí. Sé que hay gente a la que le gusta esto, pero a mí no me gusta. El Cádiz en la primera parte no hemos estado bien. No hemos robado un balón. Somos un equipo que cuando queremos defender donde el contrario quiere que le defienda no somos buenos. No podemos defender solo con la línea defensiva, necesitamos a la gente de delante”.

En ese sentido volvía a explicar que el equipo no defendió como debía y que ahí comenzaron todos los problemas. “Vinieron con 5 atrás y 4 en medio. Si no lo defiendes con los de adelante y los de atrás, te ganan la partida. En la segunda parte decidimos quedarnos juntos y que los liberados estuvieran por delante nuestra. Con eso, suerte, empuje y apoyo de la gente nos ha salido mejor”.

Era autocrítico con su labor al frente del equipo y por lo el hecho de que el equipo haya perdido esa esencia. “Yo me agarro a que la identidad del equipo no es la misma, el culpable soy yo, que soy el entrenador. No todos sabemos cómo se manejaba este equipo para hacerle las cosas complicadas al contrario. Los contrarios vienen y hacen mano a mano, juegan tranquilos, y eso no puede ser. Equipos contrarios que aquí lo pasaban mal ahora lo pasan bien”.