Dicen que la cara es el espejo del alma y la que reflejaba la de Sergi Guardiola al lograr el 2-0 frente al Girona lo decía todo. El delantero balear se estrenaba como titular en el Cádiz después de jugar 20 minutos en San Mamés y lo hizo de la mejor manera posible: anotando un gol que no solo daba la tranquilidad al que ahora es su equipo sino que, además, significaba el primero suyo desde hace mucho tiempo.

Y es que el último tanto logrado por el de Manacor data de la pasada campaña, cuando marcó el 5 de mayo con la camiseta del Rayo Vallecano a través de un penalti el segundo de los franjirrojos en la derrota por 2-4 ante el Levante en la última jornada de la competición.

Desde entonces sus catorce apariciones con el Real Valladolid habían sido sin marcar, una mala racha que ha puesto fin con el Cádiz y en un partido importantísimo. Al final del encuentro se le vio en el banquillo, ya que fue sustituido en la segunda parte, con una bolsa de hielo en su pierna derecha y habrá que esperar a ver si trae alguna consecuencia para la próxima jornada en el Camp Nou.