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El mercado de fichajes invernal del conjunto cadista trajo muchos cambios, pero quizás la parcela que salió más reforzada del mismo fue la ofensiva. Tras la marcha de Lucas Pérez, la llegada de hombres como Roger Martí, Chris Ramos o Sergi Guardiola vinieron a sumar no solo una cantidad mayor de efectivos para la plantilla sino también una evidente variedad de características para que Sergio González pueda adaptar a cada uno de ellos dependiendo del partido que toque disputar. A ellos lógicamente también se añade la presencia de futbolistas como Álvaro Negredo y Lozano, pudiendo también ser parte de ese ataque el propio Rubén Sobrino, aunque parece que en principio los recién llegados van a soportar a corto plazo el peso específico cerca de la portería rival. Teniendo en cuenta que el madrileño se encuentra ya en la recta final de su carrera y el hondureño no está pasando por su mejor momento, lo más sensato es pensar que las segundas partes serán su escenario más habitual.
Una bendición para los extremos
Ese abanico de posibilidades que ahora se abre en la delantera además parece que ha beneficiado de manera indirecta el fútbol de los dos extremos titulares. Tanto Theo Bongonda como Brian Ocampo encuentran más opciones de pase y sus actuaciones ya no se basarían tanto en lo individual sino también a través de asociaciones con los arietes. Hasta ahora aunque con acciones puntuales destacadas les estaba faltando un partido el que destaparan sus virtudes y eso ocurrió el pasado viernes en el Nuevo Mirandilla.
Ambos batieron ante el Girona su récord de balones tocados en un partido desde que visten la camiseta amarilla con 51 el uruguayo y 43 el belga, lo cual hizo que el número de pases realizados por ambos fuera el más alto para ambos esta temporada con 38 y 31 respectivamente. También fue el choque en el que más conducciones de balón realizaron, con 36 para Ocampo y 26 para Bongonda.