De nuevo Mauricio Pellegrino confió en Rominigue Kouamé en el once titular ante el Atlético de Madrid. Era el segundo partido desde el inicio con el técnico argentino después de que lo hiciera también ante el Rayo en Vallecas. En ambos fue pareja de Rubén Alcaraz, en la zona del dibujo que está siendo una de las que más dudas ha arrastrado durante la temporada, y los números del costamarfileño fueron realmente notables. Necesita el Cádiz estabilidad en la sala de máquinas del juego y quizás con esa dupla se haya por fin encontrado la solución a buena parte de los problemas.
Hasta la llegada del nuevo entrenador su participación había sido muy intermitente. Sergio no acabó de encontrarle el encaje necesario, entre otras cosas por la dificultad que entrañaba que el jugador no conociera el idioma. De las 21 jornadas en las que estuvo al cargo el barcelonés, Kouamé jugó cinco partidos.
En un análisis exhaustivo a su actuación frente a los colchoneros se puede comprobar que fueron 44 ocasiones en las que estuvo en contacto con el esférico, consiguiendo en ellas conectar 32 pases de los 36 intentados (88,9% de acierto). Robó también dos veces el balón, una interceptando un pase y la otra arrebatándoselo a un contrario. Destacó también porque su área de influencia estuvo siempre en zonas retrasadas y no se prodigó en conducciones cercanas al área rival. También fue algo lógico ya que el partido no requería mayor riesgo al estar el Cádiz por delante en el marcador desde antes de su media hora. Los amarillos también se ven beneficiados de manera evidente por la velocidad de pase que imprime más ritmo al equipo.
Al igual que ocurriera en Vallecas, fue sustituido en el tercer cuarto del encuentro. Habrá que esperar si para el siguiente en el Reale Arena de San Sebastián el de Lopou estará entre los elegidos para estar sobre el césped en el pitido inicial.