Del sufrimiento a la ilusión. El Cádiz CF ha dado un giro espectacular a su temporada y, tras haber peleado por salir del descenso, ahora mira de reojo la zona de playoff. Con su victoria ante el Granada CF, los de Gaizka Garitano han escalado hasta la novena posición con 44 puntos, igualando al Córdoba CF y quedándose a solo dos del Granada, octavo en la tabla.
No es casualidad. El equipo ha encontrado su identidad: sólido, competitivo y con un gen luchador que le permite pelear cada partido hasta el final. El propio Garitano lo tiene claro: "Es normal que la gente se pueda ilusionar. Nosotros vamos en el día a día. Veníamos de una situación de descenso y pasar de abajo hasta los seis primeros es un recorrido enorme".
El Cádiz CF está en la pelea, pero el camino no será fácil. Equipos como el Real Oviedo, el Huesca o el Almería llevan toda la temporada en la lucha por el playoff y no van a soltar su plaza sin más. Los amarillos tendrán que mantener su nivel en las próximas jornadas si quieren meterse de lleno en la pelea. "Tendríamos que seguir igual en los partidos que quedan si nos queremos enganchar ahí. No es nada fácil seguir ganando, pero nosotros lo vamos a intentar", advirtió Garitano.
La clave ha estado en la mentalidad. El equipo no solo juega, sino que compite. Lucha cada balón, sufre cuando toca y aprovecha sus oportunidades. Con Garitano al mando, el Cádiz CF ha dejado de ser un equipo irregular para convertirse en un bloque difícil de batir.
Si algo tiene claro el técnico cadista es que la exigencia no es un problema, sino una motivación. "Nos gusta que la prensa nos apretéis y que la afición nos apriete", dijo con rotundidad. Y no es para menos. El apoyo de la grada ha sido clave en la remontada del equipo, y en un tramo final de temporada donde cada punto vale oro, el empuje del Nuevo Mirandilla puede marcar la diferencia.
Con nueve jornadas por delante y la promoción al alcance de la mano, el Cádiz CF ha pasado de sufrir por la permanencia a mirar hacia arriba. El sueño del ascenso aún no es una realidad, pero la ilusión ha vuelto. Y eso, a estas alturas, ya es mucho.