El Cádiz CF protagonizó en 1999, con el Grupo ADA gestionando el club bajo la presidencia de Rafael Mateos, una de las historias más surrealistas del fútbol español con el fichaje de Darko Ljubojevic. El club, entonces en Segunda División B, pagó cerca de medio millón de euros por el delantero bosnio sin darse cuenta de un pequeño detalle: no podía jugar porque la normativa de la categoría prohibía los extracomunitarios. Lo que parecía un simple error administrativo se convirtió en una auténtica odisea, con el club intentando cualquier truco posible para hacerlo jugar. Desde buscarle nacionalidad portuguesa por un lejano parentesco hasta inventar arraigo en España porque pasaba los veranos en Galicia. Nada funcionó. Pero el Cádiz no se rindió y sacó su última carta: casarlo con una española.
Jonás Pérez, en Relevo, desveló el rocambolesco plan final del club gaditano: contratar a una prostituta de Valladolid para que se casara con Ljubojevic y así conseguirle la nacionalidad. Pero el Cádiz, que no andaba precisamente sobrado de dinero, no pudo pagar el “favor” y el asunto se fue al traste. Para colmo, el Ministerio de Justicia detectó irregularidades en el matrimonio, lo que terminó con la nacionalización denegada y el jugador sin ficha. La situación, ya de por sí insólita, dio un giro aún más increíble cuando la Interpol lo confundió con un criminal de guerra debido a un error burocrático. Un desastre absoluto.
Ljubojevic, que había llegado como fichaje estrella, se quedó sin jugar ni un solo minuto con el Cádiz CF. Mientras esperaba una solución, empezó a encadenar problemas: la federación le cerró la puerta, le caducó el permiso de residencia, el calor del sur le provocó una afección en la piel y hasta sufrió una infección en una uña del pie que le obligó a entrenar en chanclas. Un cúmulo de despropósitos que terminó con su salida del club sin haber debutado.
La carrera de Ljubojevic fue de lo más irregular. Jugó en el Borac Banja Luka, Buducnost Valjevo y Estrella Roja antes de aterrizar en España. Su mejor etapa fue en el CD Ourense, donde llegó a jugar 31 partidos. Después de su fiasco en el Cádiz CF, pasó por equipos de Hungría, Grecia y Ucrania, sin demasiada continuidad. Se retiró en 2010 tras jugar en el Laktasi, cerrando una trayectoria marcada por el caos y el infortunio.