Se supone que ver un partido en el estadio Ramón de Carranza tendría que estar exento de riesgos, más allá del disgusto por el mal juego del equipo al que animas, el resultado que se consiga o las sensaciones que transmita el equipo. La consideración de estadio que puede albergar competición internacional unido a los refuerzos en seguridad en cada encuentro debería evitar, o al menos eludir, cualquier conato de violencia.
Desde hace varias semanas algunos aficionados cadistas están reportando el lanzamiento de botellas, líquidos y otros objetos los edificios que hacen esquina con tribuna, y más concretamente desde las ventanas que dan al interior del estadio del edificio en la curva de fondo norte.
En el partido contra el Real Betis B, siete indivíduos se encargaron de lanzar botellas a los aficionados que se encontraban en la zona, según el testimonio de estos. Y en el anterior partido, contra el CD San Roque de Lepe también se reportó el lanzamiento de líquidos desde las mismas ventanas.
Ya se ha transmitido una queja al club, al igual que se ha solicitado que sean visualizadas las imágenes del circuito interior de seguridad para esclarecer estos sucesos.