Hablar de equipos señeros en Segunda B es hacerlo de una radiografía interna de la que muy pocos se salvan. Urgencias y problemas en el seno de los clubes que acaban afectando, en la mayoría de los casos, al rendimiento deportivo. El Real Murcia, que este sábado visita la Tacita de Plata, es uno de ellos.

Con gran parte de su afición (esta temporada con un 33% menos de abonados) deseosa de su equipo deje de pertenecer a Samper y el máximo accionista con cada vez menos amigos, realizando una economía de guerra en muchas parcelas de la entidad y con ofertas de compra que nunca se llega a producir.

Así llega en lo extradeportivo el Real Murcia a Carranza, pero en lo meramente futbolístico seguramente con más ganas que nadie de asaltar el fortín en el que se ha convertido el estadio gaditano en lo que llevamos de campaña. Los de Aira computan una victoria y dos derrotas en sus partidos a domicilio. Los únicos puntos lejos de La Nueva Condomina los lograron ante el San Roque de Lepe. De vacío se fueron de Lorca y Marbella.

Venganza por la eliminación de Copa

Además este partido llega con un aliciente más, ya que el Cádiz fue el que dejó a los pimentoneros en la cuneta en la primera eliminatoria de Copa del Rey. Un emparejamiento que muchos creyeron no llegaba en buen momento al estar aún ambos conjuntos poco rodados pero que los amarillos supieron solventar con un gol de Hugo.