Nadie pone en solfa hoy en día la importancia de las acciones a balón parado en el fútbol. Da igual sean saques de esquina, libres directos o indirectos, o ... saques de banda. El entrenador debe tener ensayados una serie de esquemas tácticos o variantes de juego con los que afrontar estas acciones que suelen ser determinantes.
Cuenta lo que ya empieza a ser leyenda que Benito Floro, en su primera etapa en el Real Madrid, inventó para el fútbol español dos cosas que han perdurado en el tiempo: el sicólogo deportivo y la preparación del saque de banda como acción ofensiva. Pese a lo que pueda parecer una jugada menor, un descuido defensivo en este tipo de acciones es medio gol si se toma en serio su ejecución. Magistral fue el saque de Roberto Carlos que habilitó el gol de Raúl al Bayern Leverkusen en una final de Champions. Pero no hay que irse tan lejos para encontrar goles de esta guisa.
Quien haya visto el primero del Celta al Barcelona en la jornada inaugural de liga, se habrá dado cuenta como se la juega Fernando Vázquez a Rijkaard tras un saque de banda. Picardía celtiña o ingenuidad barcelonista, el caso es que Nene fusiló a Víctor Valdes en el primer gol del Celta.
La Segunda división, donde la calidad de las plantillas es menor, la importancia de la ejecución de las acciones a balón parado para desequilibrar los partidos se incrementa en unos cuantos puntos.
Gastón Casas se estrenó la pasada semana con el Elche en Mendizorroza. Su gol vino precedido de un saque de banda ensayado. Jugada de laboratorio; el balón se mete en el área, bota dos veces, y el ex del Recre anda más listo que Pablo Casar y Mateo, centrales del Alavés. Después empatarían los albiazules, pero fue un gol que valió un punto.
Por eso es raro encontrar un partido en segunda división donde no se origine un peligro real tras una jugada de este tipo. Recuerden el susto que se llevó Armando en el segundo tiempo en Tenerife. Clavero la mete en el área, Raúl Sánchez peina, y gracias a que Luis Gil de cabeza anda justito que si no...
La infografía de arriba permite recrearnos con el gol del Cádiz. Un gol que empezó a construirse gracias a las manos de Raúl López. Pese a no ser un consumado especialista tuvo el tino necesario para poner el balón a más de veinte metros de distancia en disposición de ser disputado por Javi Acuña.
Cuando el balón llega al área de Berni, cinco hombres del Tenerife defienden a los tres amarillos situados dentro del área.
En las dos primeras tomas sorprende una de las “claves” del despiste canario: la actuación de Ricardo (es el 8, el hombre que está detrás de Acuña y delante de A.Medina en la primera toma). Fue el invitado de piedra a la jugada, el mirón.
Acuña no puede apreciarse toque con claridad el balón en la primera toma, pero el caso es que este llega a donde se encuentra el Cacique. Ya en este momento, justo antes de que el balón sea disputado por el uruguayo, Jonathan ha dado dos pasos atrás previendo la zona de rechace (sombreada en azul) donde podría caer el balón. Cacique, listo como pocos, sabía que su misión en el salto era provocar que el balón cayera en la piscina azul que hemos pintado. El cordobés Clavero (el hombre que marcaba a Sesma), otra de las “claves” del gol amarillo, apenas varía su posición desde que el balón entra en el área (observen distancia con punto de penalti como referencia), aun así pudo bloquear un disparo que le pasó entre sus piernas.
En resumen, un gol de listos, en especial Cacique y Sesma, sin dejar a un lado la impecable ejecución del golpeo de Sesma. La rapidez de la acción (tres segundos transcurren desde el saque de Raúl hasta el zurdazo) hizo esteril la estirada de Bernardo, pese a que el balón no buscó el poste en su camino a las redes.