Cuando las gradas están vacías es el propio equipo el que se convierte en su propia afición. Eso está ocurriendo en el fútbol de la nueva normalidad, donde los estadios desangelados son protagonistas en este fútbol que tan poco gusta pero que hay que soportar. Tanto jugadores del banquillo como el propio cuerpo técnico o incluso miembros de la dirección deportiva jalean y animan a los que están en el campo y los que juegan solo tienen a estos como principal apoyo. Los suplentes del Cádiz disfrutaron haciendo esa labor y con el pitido final se fundieron en un gran abrazo celebrando el triunfo.
También hay que tener cuidado porque lo que se dice llega con más facilidad a oidos de los colegiados. Así fue el caso de Ibra que, a pesar de estar a una distancia considerable, fue descubierto protestando una decisión de Iglesias Villanueva y por ello fue expulsado con roja directa.