El partido ante el FC Barcelona exigía, lógicamente, rigor táctico y orden defensivo. Esas dos premisas eran armas esenciales con las que los de Álvaro Cervera se sienten identificados y que había que usar si se quería doblegar el juego de uno de los mejores equipos del mundo como el que el Cádiz tenía enfrente ayer en Carranza. Pero, más allá de ese esfuerzo realizado durante los noventa minutos por todos los jugadores amarillos, dos de ellos también destacaron por mostrar otras cosas necesarias para lograr la victoria.

Tanto Álex Fernández como Alberto Perea supieron cuándo y dónde quitarse el corsé y sacar a relucir sus cualidades técnicas, así como su improvisación. El primero desde el mediocentro y el segundo desde el costado hicieron gala de ello con jugadas que supieron sorprender a todo un equipo barcelonista. Precisamente en una asociación entre ambos en la banda izquierda, a la que se unió el 'Pacha' Espino, dio como fruto el córner que significó el 1-0 y que fue forzado por el madrileño.

Perea, que cuajó uno de sus mejores partidos con el Cádiz, también tuvo varios momentos de destellos, siendo uno de ellos el que quedó inmortalizado por las cámaras de Movistar llevándose el esférico entre De Jong y Busquet, con 'cañito' incluido al holandés.

Y es que el Cádiz ayer hizo un partido defensivo, sí, pero con mucho fútbol. Muchísimo. El encuentro dejó datos que así lo avalan, como el de que tan solo los amarillos cometieran diez faltas, no fuera objeto de ninguna amonestación, no llevara a cabo acciones de pérdida de tiempo o tuviera más jugadas finalizadas con disparos que los blaugranas (40% para los amarillos frente a un 13% de los culés).