Que el Cádiz esté en la decimosexta posición en la Jornada 9 del campeonato es la prueba más palpable de cuál es su objetivo, que no es otro que la lucha por la permanencia. Sí, luchar por la permanencia es eso: estar en posiciones cercanas a la zona baja de la tabla e incluso ocupando alguna de las tres últimas en algún momento de la temporada. Cumplir con el objetivo consiste en llegar a la 38 teniendo al menos a tres equipos por debajo. Así pues, todo lo que está ocurriendo en la actualidad entra dentro de lo normal. Lo anormal fue lo de la temporada pasada.

Entrar en alarmismos después de nueve partidos disputados se puede considerar como poner piedras en el propio camino. De la misma manera, negar que el Cádiz tiene todavía muchas lagunas en su juego es también contraproducente. La crítica, tanto desde fuera como desde dentro, es parte fundamental de la mejora a la que se debe aspirar.

El equipo necesita sacar a relucir ese “algo más” que el propio Cervera colocó como plan prioritario nada más acabar el pasado curso. Con lo que se había hecho entonces este año no iba a ser suficiente y los resultados actuales así lo demuestran. Tanto la dirección deportiva en el mercado veraniego, en el que no cabe ninguna duda de que la palabra del entrenador ha contado más que nunca, así como el mismo Cervera y los jugadores deben encontrar ese plus añadido que logre convertir al Cádiz en un equipo mejor, menos predecible y con más alternativas. Eso sí, siempre bajo el manto del sacrificio colectivo de la lucha no negociada.

Mejorar la seguridad y contundencia atrás, además de un ataque más solvente y con más alternativas son los aspectos que entre todos tienen que variar y a buen seguro que están manos a la obra para lograrlo. Y a buen seguro que lo lograrán. Pero siempre, desde la calma.