Llegó en un momento muy complicado y para sustituir a todo un Álvaro Cervera, que ya se había convertido en leyenda del Cádiz CF. Lo hizo sin hacer ruido. Con un convencimiento que también sabía que tenía la fecha de caducidad que te imponen los resultados. Sergio González, sin demasiados cambios drásticos, ha girado la situación del Cádiz hasta lograr la permanencia en la categoría, llevándolo a ser el noveno mejor equipo de LaLiga Santander en sus 18 partidos al frente con 25 puntos (6 victorias, 7 empates y 5 derrotas)
Hay varios momentos claves en todo este trayecto que ha acabado con final feliz. El primer escollo fue el del Mallorca con derrota y desastroso arbitraje en contra. Un partido que marcó en lo mental pero no tuvo mayor castigo en lo clasificatorio gracias a los tres empates siguientes ante Celta, Getafe y Granada. El segundo fue la victoria ante el Rayo en casa. La primera de la temporada como local y que llegó en el mejor momento porque, como el propio Sergio avisó, el efecto gaseosa estaba a punto de cumplirse.
A partir de ahí victorias importantísimas como la del Villarreal en el último minuto, la del Camp Nou o empates sobresalientes ante Valencia, Sevilla y Real Madrid, que mantuvieron viva la llama de la esperanza hasta la última jornada.
Su trabajo durante este tiempo, más allá lógicamente del táctico, ha ido encaminado en dar protagonismo, en base al equilibrio, a unos jugadores que prácticamente lo habían perdido en favor del sistema que durante muchos años había dado tantas alegrías tanto a ellos mismos como a todo el cadismo. Lógicamente, también ha sabido mantener y dar valor al nivel de sacrificio, solidaridad y fe en lo que se trabajaba, todo ello heredado del anterior técnico y que ha servido para obtener nada menos que nueve porterías a cero. Sin olvidar tampoco la ayuda que han aportado jugadores llegados en el mercado invernal, más acertado sin duda alguna que el veraniego. En definitiva, Sergio dio con la tecla que es lo que se necesita en esos casos y que muy pocas veces se da en el fútbol.
Ahora solo queda esperar que su etapa como cadista siga siendo próspera. Por el momento, ya no hay duda de que ha sido impregnado por lo que significa Cádiz y el Cádiz CF.