Ante el Celta echó mano Sergio González de una medular con tres mediocentros. Tomás Alarcón, Blanco y Fede San Emeterio fueron titulares en Balaídos para intentar tapar el carril central del conjunto gallego, el cual juega sin extremos y con un rombo que se presta a ser presionado. Un dibujo alternativo que, vista la composición del plantel cadista, podría tener continuidad en más de un partido esta temporada teniendo en cuenta la cantidad de futbolistas que hay para esa posición. Un número que se verá incrementado con la recuperación de Rubén Alcaraz.

Ahora bien, ¿funcionó? Lo cierto es que en la primera parte el equipo se mostró sólido y confiado en tareas defensivas. Se ganaban los balones aéreos, los pocos metros existentes entre líneas hacía que las segundas jugadas cayeran del lado cadista y los fallos en los pases fueran rápidamente corregidos. Eso sí, en ataque el equipo siguió sin aparecer. Esa variante conlleva perder un delantero y Lozano fue poco menos que una isla arriba, sumándose a ello que los extremos tampoco aportaron jugadas finalizadas.

Luego llegó la segunda parte y todo se desmoronaba. En los minutos finales de la primera ya empezaron a verse síntomas de que algo no funcionaba bien. Quizás empezó a fallar el oxígeno y que jugadores como Fede San Emeterio estén lejos de su mejor momento físicos no ayudó a que la estructura se mantuviera con esa misma solidez. Además, con los cambios de Coudet en el descanso el castillo se vino abajo. Ya aparecía el espacio entre líneas, los carriles de pases aprovechados por los celestes y los goles rivales.

Por otro lado, en ataque el equipo siguió mostrando la habitual triste imagen de esta temporada, porque la salida de Lucas, Álvaro Giménez y Bongonda, con la vuelta al doble pivote y los dos puntas, no cambiaron tampoco la decoración en el área contraria. El Celta y su guardameta caminaron hasta el pitido final sin pasar ni un solo apuro.

Que el ‘trivote’ puede funcionar es un hecho. Que es una opción interesante para el Cádiz y que en Vigo sirvió para vislumbrar una pequeña mejoría, también. Pero las carencias siguen siendo numerosas en otros sentidos y el equipo debe ir encontrando soluciones a todas ellas, tanto en la manera de jugar como en qué jugadores confiar para ello.