Sin duda alguna el Mallorca se plantaba en Cádiz con un peligro que tiene nombre propio: Muriqi. El delantero kosovar es el alma mater del conjunto balear y tanto sus números ofensivos como sus características hacen incluso que el juego del equipo gire en torno suya. Para frenarlo hoy había un hombre y este se erigió en campeón del combate.

Momo Mbaye seguía teniendo un partido más la confianza de Sergio, a pesar de que Fali había entrenado con normalidad durante la semana, y el técnico le daba la labor de ganar el espacio aéreo de la defensa cadista ante el imponente rival.

El sengalés lo consiguió y de qué manera. Secó totalmente tirando de fuerza, salto y contundencia no solo ante Muriqi sino también ante cualquier envío rival al área cadista. Incluso fue protagonista de un posible penalti ante un leve empujón cuando fue a rematar una pelota parada cercana a la portería contraria. Un partidazo del central que fue recompensado en cada una de sus acciones con aplausos por parte de su afición.