El sábado, nada más acabar el partido ante la UD Almería, comparecía Sergio González mostrando el lógico enfado así como la pertinente autocrítica sobre lo que había pasado en el tramo final del encuentro, que le llevó a perder dos de los tres puntos que el equipo tenía prácticamente en el bolsillo. Pero también hizo una necesaria llamada a la calma en la que reflexionaba sobre este inicio de campeonato, en el que el conjunto amarillo ha sumado cuatro puntos en las tres primeras jornadas. “El año pasado teníamos cero puntos y ahora tenemos cuatro. Vamos a darle alegría al fútbol”, explicaba. 

Y razón no le faltaba porque en este deporte lo más inmediato es lo que suele marcarse a fuego. Cuesta mucho trabajo alejarse del presente para mirar las cosas con la distancia necesaria. Lo cierto es que el Cádiz está en una posición envidiada por muchos en este arranque y tiene unas cifras que la pasada campaña tardó en alcanzar nada menos que siete jornadas después del empate con el Villarreal, la victoria una semana antes en Valladolid y las nada menos que cinco derrotas consecutivas frente a Real Sociedad, Osasuna, Athletic, Celta y FC Barcelona. Una ventaja que debe hacerle sentirse seguro, tranquilo y confiado de estar en el buen camino. Con margen de mejora, como la tienen todos los equipos en este inicio de campeonato, pero con unas sensaciones infinitamente mejores que las que se manejaron en la 22/23.

Eso sí, nada de relajarse porque en apenas cuatro días nos visita un Villarreal que aunque atrás presenta muchas deficiencias, en su ataque puede llegar a ser una apisonadora. Y, en el mercado, a tratar de poner la guinda al pastel con los dos refuerzos que parecen buscarse para acabar de rematar un plantel que ha demostrado que se puede, y se debe, confiar en él.