No fue un partido brillante por parte del Cádiz, no nos vayamos tampoco a engañar. Ni siquiera tuvo tramos largos en los que fuera netamente superior a su rival. Pero sí en el global del encuentro se podría decir que los amarillos estuvieron algo más cerca que los donostiarras de haberse llevado el triunfo.

Sobre todo en la primera parte con el claro mano a mano de Chris Ramos con Remiro o en las dos acciones más que el portero txuri-urdin sacó por errores propios con un disparo en propia puerta o un fallo de él mismo al intentar controlar una cesión con el pie. En la segunda parte el propio Remiro se erigiría en vital para salvar el tanto de nuevo de Chris Ramos. Esta vez fue más el acierto del portero el que evitó el gol ante el remate del gaditano tras un gran centro de Pires.

En cuanto a las ocasiones recibidas, más allá del disparo al travesaño de Zubimendi no inquietó demasiado la Real al Cádiz. Eso fue en buena parte porque hoy los de Sergio González concedieron poco en defensa y estuvieron con una concentración más alta en el juego.

Resumiendo, ligeras mejoras que mientras al menos sumas de uno y te alejas un poquito de la zona peligrosa, al menos te sirve para no perder la esperanza y seguir manteniendo la confianza intacta para todo lo que todavía se avecina.