Hoy en la sala de prensa del Estadio Nuevo Mirandilla ha comparecido Sergio González, para dar su última rueda de prensa como entrenador del Cádiz CF
Esta vez ha sido de despedida una vez se conociera el pasado sábado su cese. El ya ex técnico cadista, flanqueado por el presidente Manuel Vizcaíno, explicó que “es uno de los momentos que uno no quiere vivir. El fútbol tiene muchas cosas bonitas y estos momentos son desagradables. Pero también es parte de esto. Gracias al presidente por confiar en nosotros y te agradezco que hayas dado mi sitio. También al resto de la directiva, especialmente a Rafa, a la dirección deportiva, también a Jorge Cordero y Enrique que también fueron participe de que esté aquí, además del presi y Juanjo y a Borja. A los jugadores también. Son lo más importante de aquí. Han sido momentos mágicos, que ni en películas se ven esos momentos. Gracias por intentarlo, por pelearlo, con mayor o menor acierto. Hay imágenes que no podremos olvidar como el partido en Vitoria del año pasado, partidos épicos… Es verdad que ahora da la sensación de que nada de eso pasó, pero hacedme caso que habéis hecho muchas cosas muy bien. Sin vosotros los jugadores no habríamos conseguido antes. También a mi equipo Diego y Dorado por ser mis escuderos. Se cierra una puerta pero se abrirán otra. También a los miembros del equipo que ya estaban aquí como Lolo, Jose o Pablo, que nos acogieron muy bien y hemos sacado su mejor rendimiento haciéndolo todo muy sencillo. También al resto del staff que no se ve como utilleros, médicos, fisios, a todos los trabajadores del club. El Cádiz es una gran familia y su sonrisa diaria siempre ha estado ahí”.
Quiso hacer un punto y aparte para hablar de la afición. “Es verdad que el último recuerdo fue duro. Como el momento en el que en el coliseo romano piden que te ejecuten. Pero prefiero olvidar eso y quiero recordar los recibimientos, la comunión, cómo íbamos juntos de la mano en la primera temporada. Cómo en la segunda nos apoyaban al máximo y esa comunión nos hizo ganar. Desde aquí les mando un mensaje, de que pase lo que pase os sigan apoyando. Es verdad que ha habido momentos de incertidumbre, pero ellos no son así. Que recuperen esa fortaleza porque van a ayudar mucho a conseguir el objetivo”:
Finalmente, y ahí no podía evitar las lágrimas, se acordaba de sus personas más cercanas. “A mí mujer Irene, por ser mi soporte, mi apoyo y mi luz. Le mando un beso gordo. También a mis tres hijos. El otro día me preguntaba que por qué ya no era el míster del Cádiz y que querían que lo siguiera siendo. Les dije que yo también pero a veces no puede ser”.
Resumió esos dos años en el banquillo del Cádiz como “increíbles. Muy comprimidos y maravillosos. He sido un privilegiado y esto tiene un final. Nos vamos con la conciencia tranquila. Nos hemos exprimido al máximo, aunque eso no nos ha dado”.