El pasado fin de semana mi hermano vino desde Miranda de Ebro hasta Villanueva de la Serena, mi actual residencia habitual por motivos laborales, y fuimos juntos el sábado a "disfrutar" del partido de nuestro Cádiz en Cáceres.
La verdad es que la decepción que nos llevamos resultó mayúscula, pues tras el encuentro ante el Cartagena, que yo también pude presenciar, en el cual el míster se libró de sus propios "miedos" y, aprendiendo de los errores defensivos iniciales, regresó a sus ideales inherentes de fútbol, se logró en definitiva una victoria muy merecida y, más importante aún, una imagen de equipo capaz de vencer y convencer, de jugarle bien al fútbol a cualquier equipo de la categoría.
Pero, desgraciadamente, con el Cacereño se volvió a "morder el polvo", consecuencia debida, desde mi modestísima posición, a no demostrar la ambición y la valentía del choque previo en Carranza. Tanto se especuló, recordando en demasía a multitud de ocasiones de la temporada anterior, que al final "se pagó" y se perdió. No me vale la excusa de un supuesto nivel del rival, pese a que frente al Málaga se creciera a posteriori.
Después de la rueda de prensa de Alberto Monteagudo, mi hermano y yo tuvimos la oportunidad de charlar un buen rato con él y entonces nos aclaró detalles desconocidos para nosotros hasta ese momento: Belencoso estaba "tocado" transcurrido el ecuador de la primera parte, de ahí que no rindiera a tope y acabara pidiendo su sustitución pronto; Pablo Sánchez jugó la mayor parte del segundo tiempo, hasta su cambio, con la espalda fastidiada; etc.
Cierto es que dialogó con nosotros sin problema alguno y abierto a la crítica, esto al menos le honra. No me imagino en dicha situación con José González y otros entrenadores que le precedieron en su cargo.
De cualquier forma, ambos observamos que fuera de casa no mantiene la misma estrategia, y menos la mentalidad, que sí ha dejado patente en el coliseo amarillo, y en ese punto me distancio por completo del técnico. El Cádiz debe ir a por todas de una vez, juegue donde juegue, ya que estamos en 2ª B.
Algo que no quisiera pasar por alto, dirigido a los jugadores y por añadidura a Monteagudo, es que, cada vez que disputen un partido como local o visitante, concluya como concluya, los primeros deben aplaudir y saludar a la afición cadista, especialmente en campo contrario, algo que en el Príncipe Felipe hicieron muy pocos. Realmente, no se hacen una verdadera idea de las aventuras y desventuras sufridas por numerosísimos aficionados de a pie para ver a su equipo del alma, con infinidad de historias variopintas detrás, dignas de completar libros y libros con auténticos sentimientos y sacrificios experimentados por personas que realmente "se parten la cara" por nuestra camiseta.
El próximo domingo podré sentarme en mi asiento de Fondo Sur del estadio gracias a las peñas del Arroyo, sin las cuales no podría realizar el desplazamiento de vuelta para poder acudir a tiempo el lunes al curro. Me han ofrecido enormes facilidades y se han portado de categoría conmigo, sin apenas conocerme. Os pido que estemos a la altura y los tratemos como se merecen. Están viviendo un sueño y hay que aplaudir su "campañón".
Para terminar, sólo te digo una cosa, Alberto: ¡Dame razones de peso para seguir confiando en ti, pisha!.
José Selma Romero (Villanueva de la Serena - Badajoz)
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