La continuidad cómo jugador cadista de Lucas Lobos debe ser, imperiosamente, la primera medida a tomar en este aspecto. Un jugador que se ha convertido en menos de media liga en el estandarte de este equipo, convirtiéndose en el máximo goleador, tomando responsabilidades máximas como el lanzamiento de penaltis o faltas, luchando hasta la extenuación para terminar siendo la única referencia de calidad técnica en esta plantilla ideada para sufrir demasiado en la categoría de oro.

El verano pasado sufrimos en nuestras carnes el empecinamiento por parte del presidente del Recre para no vender a Uche. Finalmente, su tozudez le dio la razón y Uche se ha convertido en un hombre indispensable en el equipo onubense. Eso mismo es lo que tiene que hacer el Consejo de Administración este verano cuando reciba ofertas de otros equipos: remitirlos a la cláusula de rescisión del jugador.

Creo, sinceramente, que esta afición se ha ganado con creces el derecho de volver a ver el año próximo a Lucas Lobos vestido de amarillo.

Ah, y que su posible no-venta, junto a la incorporación de Acuña al equipo, no nos sean vendidas como fichajes, porque algunos no vamos a tragar. Porque, puestos a recordar, que cuenten en ese caso también a Dos Santos, jugador que el Cádiz aseguró que era de su propiedad. ¿O no?