Cuando entré al Carranza pancartas por un lado, cartulinas por otro, colorido por un tubo y cánticos muchos cánticos. El llamado «Espíritu de la liguilla» parecía volver a renacer de nuevo. La banda sonora no sonó por megafonía, salía de nuestras gargantas. La mejor batería del mundo eran nuestras palmas que acompasaba ritmos cadistas y nuestro repertorio… ningún cantante del mundo tiene repertorio tan apasionado y cálido como el que nosotros ofrecimos para regocijo y alucine de aquél que pudiera verlo en directo o presenciarlo por televisión a través de la distancia.

¡¡¡Qué comience la fiesta!!! Más de media hora estuvieron nuestras gargantas vibrando, haciendo la ola, saltando (por favor no lo hagáis más que se nos cae Fondo Norte), animando para que todos los jugadores se quedaran, ¡¡¡cantándole al árbitro y al linier!!!.

Cuando terminó el partido volví a recordar el ascenso a Segunda…a Primera, pero es que con tal ambiente parecía que habíamos ganado una Champions League. No me sentía de aquí. La pena es que estábamos diciéndole un hasta luego a la Liga de las Estrellas, de la mejor forma que el cadista sabe hacer y que ya pudo demostrar. Alguna lagrimilla que otra cayó, pero al final todos nos apuntamos a la fiesta, alentamos a los jugadores cuando salieron y animamos a nuestro rival, que no pudo hacer otra cosa que alucinarlo en colores amarillo y azul.

Ojalá este ambiente se repita partido a partido en Segunda, ya que si animamos como lo hicimos el sábado todo será más bonito y los jugadores se volcarán por el principal activo que tiene el Cádiz en éste momento, y que es su gran afición.

See you later en Primera… Cádiz is different.