Mirando al banquillo, todo sigue e iba a seguir, supuestamente, igual. En el fondo es lo que todos queremos, ver a alguien que ha dado tanto por nosotros triunfar en el banquillo. Por mi parte, me parece algo muy merecido ese voto de confianza recibido pues si siempre la plantilla ha gozado de ello, en buenos y malos momentos, ¿porqué él no iba a hacerlo también a pesar de que muchos pensemos que no es el idóneo para ocupar el puesto? Al César lo que es del César. Ali-Oli y olé.

Para terminar, esta última victoria sirve para hacer unión, no me cabe la menor duda de que en Alicante a parte de ganar lo que se ha hecho ha sido fomentar cadismo y que por la cabeza de muchos, entre ellos me incluyo, desde que pitara el árbitro el Domingo el final, tan sólo existiera el deseo de que volvieran a pasar siete días, para reventar de nuevo La Bombonera, ya sin discusiones ni pitos al palco, con olas y olés, con palmas y oé, ese Cádiz oé.

Miguelito.