Los ascensores de Carranza, la promesa incumplida

Trekant Media

En algo más de una semana se cumplirá un año de aquel artículo que yo mismo escribí sobre las deficiencias que presenta el ascensor del Ramón de Carranza. No hablo de deficiencias técnicas, ya que de momento funciona bien. Sube y baja, que es su función, aunque el pasado año tuviéramos que hacer alguna que otra carrera por las escaleras de la grada para llegar a tiempo –normalmente sin éxito-, a rueda de prensa. Que suba y baje puede parecer obvio, pero es más serio de lo que parece.

Es serio porque el uso del ascensor que hay en el 'hall' de Carranza, la entrada que hay justo al lado de taquillas, está destinado a los miembros de la prensa. Ojo, no hago esta afirmación porque este que escribe haya querido adueñarse en nombre de la prensa deportiva del ascensor, para nada. La hago simplemente porque lo pone justo al lado del elevador. Alguno podrá pensar que esas letras que hay cerca del botón no significan nada, y debo reconocer que me hace gracia pensar cómo sería la vida aplicando este razonamiento. El cartero repartiría las cartas al “pito, pito, gorgorito” al llegar a un bloque de vecinos, por ejemplo.

Insisto. Entiendo que pueda resultar extraño que un ascensor que suba y baje, para la prensa, sufra deficiencias. Es más sencillo de lo que parece. Al terminar el partido, el ascensor (recuerden, de la prensa) baja y sube. A veces, con suerte, hasta la octava planta, donde nos encontramos los miembros de la prensa. También compartimos espera, en ocasiones, con miembros de seguridad y voluntarios. Es ahí donde suele estar (está) la deficiencia, cuando el ascensor abre sus puertas al llegar a la planta ocho y está repleto de aficionados. Aficionados a los que no culpo al cien por cien, aunque sí aprovecho, si alguno de ellos está leyendo este artículo, para pedirles que piensen que, el hueco que ocupan, podría ser utilizado por cualquier compañero que no quiere llegar antes abajo para irse a su casa, sino para cubrir la rueda de prensa de ambos entrenadores. Para trabajar. Y ya no solo para la prensa deportiva de Cádiz, sino también para la que viene de fuera. 

Sé perfectamente que algunos de los aficionados que llegan a la octava planta son conscientes de ello, las miradas delatan, pero también sé, y por experiencia, que a muchos de la segunda planta les da igual que lleguemos tarde cuando nos piden que nos bajemos y hagamos el trayecto más largo (salgamos del estadio y volvamos a entrar). O que nos bajemos en la segunda planta y cojamos el siguiente ascensor. Pero sí, exacto, ese es otro tema y también tiene fácil solución. Y sí, también está en manos del Cádiz Club de Fútbol. Al igual que el pasado año, también propondré una medida. Pataletas sí, pero siempre constructivas.

La solución es tan simple y sencilla como pedir a miembros de seguridad, o voluntarios –cuyo trabajo es de agradecer porque siempre intentan hacernos la vida más fácil-, que no permitan acceder a los aficionados al ascensor de la planta dos hasta que la planta octava quede desalojada por los compañeros de prensa. Cuando esto ocurra no hace falta tirar de tecnologías, tan solo deberá bajar algún voluntario -o miembro de seguridad-, y dejar entrar a los aficionados de la segunda planta. El tiempo, les aseguro, no será de más de diez minutos desde que el árbitro pite el final del partido. Lo mismo que dije el año pasado, que durante unas semanas se llevó a cabo, pero desconozco por qué dejó de hacerse. Esto, en el fútbol profesional, no debería pasar.

Como tampoco podría pasar que desde el Ayuntamiento de Cádiz se sigue incumpliendo una promesa, un año más, en cuanto a los ascensores exteriores de la pasarela. Sí, los trozos esos de metal que están de exposición a la salida de tribuna. Esos mismos de los cuales Martín Vila, Concejal de Urbanismo, aseguró en rueda de prensa el pasado 25 de mayo de 2017 que en un mes y medio estarían listos. Es decir, para principios del mes de julio. Estamos a finales de agosto y nada de nada. Hay que recordar que el año pasado estaban en proceso de arreglarse. Un proceso más largo que las obras del segundo puente.

La culpa de que estos ascensores exteriores no funcionen, un año más, evidentemante, la tiene el Ayuntamiento de Cádiz, ya que el mantenimiento de estos corre de su parte y no del Cádiz CF, por si alguien tenía duda. Al club cadista, lo único que se le puede reprochar, es que no haya puesto medidas para evitar algunas situaciones con el ascensor que no deberían producirse cada vez que el equipo amarillo juegue en el Ramón de Carranza. De algunos aficionados también, que podrían dejar a un lado su egoísmo durante diez minutos o menos.Todo ello evitable si funcionaran los ascensores.

Por orden de LaLiga, tanto el entrenador del Cádiz como del equipo rival en cuestión deben comparecer ante los medios de comunicación en sala de prensa unos diez minutos después de finalizar el partido. El equipo rival lo cumple, el Cádiz lo cumple, la prensa intentamos cumplirlo. Me pregunto si el Concejal de Urbanismo, al menos, se ha planteado la posibilidad de intentar cumplir su propia palabra antes de que se acerque 2019. Punto y coma, y cierra paréntesis.

Javi Quiñones Miralles
Redactor de Portal Cadista y Portal de Cádiz
Corresponsal del Diario AS

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