El filial amarillo se encuentra en la primera posición del Grupo 10 de la Tercera División. De acabar así la liga, o al menos entre los cuatro primeros, se habría ganado el derecho a disputar los Play-Offs de ascenso a Segunda División B.
Nuestro Cádiz C.F ha pisado, o lo que es lo mismo, ha descendido a esta categoría en tres ocasiones. Y las tres tuvieron algo en común… la tristeza, el desencanto, la desilusión y la sensación de estar cayendo en un pozo, de verse atrapados en una categoría que, por afición y por historia, no merecíamos.
Hoy, cuando hablamos del Cádiz B, hablamos de esa misma categoría con otras palabras, la miramos con otros ojos. Tenemos la histórica posibilidad de colocar al segundo equipo en esa división maldita. Lo que antaño resultaba ser una noticia desagradable, en la actualidad se ha convertido en algo digno de celebrarse.
Es indudable que, para un equipo como el filial, acostumbrado a contar su trayectoria en Tercera División, el ascenso sería un logro notable. Y menos indudable es aún el hecho de que los futbolistas de la cantera encontrarían esa división mucho más competitiva y un buen trampolín para hacerse conocer, ya sea por el primer equipo, ya sea por los múltiples ojeadores que se dejan caer cada fin de semana por esos 80 campos donde se juega cada jornada. Y un salto de un canterano de Segunda División B a Segunda no resultaría tan grande como hoy lo puede parecer. Todo son alegrías y ventajas…
Pero aunque todo lo anterior pueda resultar goloso, el ascenso del Cádiz B nos traería algo mucho mejor y más jugoso. Algo que haría a los cadistas aún más felices. Ver al filial defendiendo ese escudo en campos donde, hace no mucho, su primer equipo lo hacía, en ocasiones, de forma indigna. Ser testigos de la visita a nuestra ciudad de equipos con los que nos hemos jugado los cuartos una temporada tras otra, marcaría un cambio de tendencia, nos mostraría otro escenario muy diferente. Sería la prueba palpable del avance, del crecimiento de la entidad amarilla. Estaríamos más convencidos de que la etapa oscura en Segunda B ha quedado atrás. Que esos estadios, en ocasiones tercermundistas, se tendrán que conformar con jugar contra los canteranos del escudo amarillo y azul.
Pase lo que pase, la campaña de los cachorros del Cádiz está siendo maravillosa. Ellos tienen su público, su estadio y van a su ritmo. No hace falta agobiarlos. Llegarán cuando tengan que llegar y si tienen que llegar. Pero echémosles un ojito cada semana, interesémonos por el resultado cada Domingo… no les perdamos de vista, porque si ascienden, tendrán por delante un futuro nuevo y maravilloso…
… y el Cádiz habrá dejado, ahora si un poco más, atrás la desgraciada etapa oscura.
Miguel Daniel Vila Alba