Juego entre líneas: Memento mori

«¿Cambiar? Cuando lo hagan las colinas». Emily Dickinson

En la antigua Roma, cuando un militar volvía victorioso de una batalla el senado lo agasajaba con el Triunfo,  un desfile por toda la ciudad en el que el nota vacilaba tela montado en una cuadriga saludando a diestro y siniestro en plan Teófila Martínez en la procesión del Corpus. Iba acompañado por un esclavo de confianza que le sostenía sobre su cabeza la corona de laureles mientras le daba la tabarra constantemente, como un independentista con el Procés, al grito de memento mori, que traducido resulta: recuerda que eres mortal... o te la van a dar mortal.  ¡Están locos estos romanos!

Una cosita así  le habría venido de categoría  a los jugadores del Cádiz para ahorrarse el merecidísimo meneo blaugrana al vent  en el Mini Estadi. El halago debilita -sobre todo a los débiles- y por las palabras del míster se desprende que hubo un exceso de confianza. Ir de sobrados propicia que se produzcan errores infantiles y si a eso le unimos las maniobras orquestales en la oscuridad del santo Gafa en sus misterios horrorosos (vulgo sus cosas), pues hala, al carrer.

This is La Liga 1| 2| 3,  donde todo puede suceder. Pasamos en seis días de jugar el mejor partido en Carranza contra el Zaragoza al desastre total ante el Barça b.   Esto sí que tiene una comisión de investigación. Pero una en serio, no como la pantomima del doctor Ron-maní que te vi.

En fin,  una mala tarde la tuvo Contreras, no hay tiempo para lamentarse. Quedan seis puntos en liza,  el Cádiz sigue dependiendo de sí mismo y nosotros seguimos confiando en el equipo.

Contra el Tenerife solo vale ganar. Es fundamental mantenerse firmes en las ideas y  perseverar en los principios que lo hacen ser un equipo sólido y fiable, que conforman  sus señas de identidad.

Ni un paso atrás. Mucha casta y nada de relajarse,  que empieza uno por cambiar la pelea por la indolencia,  te aburguesas poco a poco y terminas comprándote un chalecito de 600.000 euritos en las afueras con una leyenda orwelliana en el dintel de la entrada que diga: «todos somos  iguales, pero algunos somos más iguales que otros». Villa Podemos. Las cosas de la casta, con toas sus idem.

 

José Manuel Ramos 'Pichili'
Colaborador de Radio Cádiz y Portal Cadista

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