En el fútbol, como en la vida, los finales felices no son un guion garantizado, pero sí las reconciliaciones justas y los reconocimientos merecidos. El reciente acuerdo judicial entre el Cádiz CF y Álvaro Cervera, más que un capítulo cerrado, abre la puerta a una reflexión necesaria sobre el valor del reconocimiento en el deporte.

Álvaro Cervera Díaz, Don Álvaro Cervera, ahora consagrado por el propio club como "el mejor entrenador en su historia", ha dejado una huella indeleble en la memoria del cadismo: por ser el responsable detrás de los históricos ascensos desde Segunda División B a Primera, por mantener al equipo en la elite del fútbol español contra todo pronóstico, por sus 257 partidos oficiales al frente del equipo, por su total dedicación y por sus números.

Sin embargo, surge una pregunta inevitable en el aire, ¿es suficiente el agradecimiento verbal para saldar esa 'deuda' con Cervera? La respuesta, bajo mi punto de vista es clara: no. En un entorno donde los homenajes tangibles a figuras legendarias como Mágico González, Pepe Mejías, y Paco Baena adornan el estadio, la ausencia de un reconocimiento a Cervera destaca por su silencio.

No se trata de una petición impulsiva ni de un capricho sin fundamento. Reconocer a Cervera con un homenaje permanente, - ¿qué tal una puerta en el estadio que lleve su nombre? es un acto de justicia histórica. Es reconocer el legado de un entrenador que ha superado todos los registros de todos sus antecesores.

Es cierto, ningún entrenador es imprescindible, y la etapa de Cervera en el club tuvo su momento natural de conclusión -quizá algo tarde a la vista de los resultados que se estaban dando-. Pero reconocer su contribución no solo es un acto de agradecimiento, sino una lección para el futuro, un recordatorio de que los verdaderos logros se construyen sobre la base del esfuerzo conjunto y el respeto mutuo.

Ahora, con las aguas judiciales calmadas, es el momento perfecto para que el Cádiz CF como club dé un paso adelante, siempre que lo consideren oportuno sus dirigentes y que el propio Álvaro Cervera (que ya sabemos que es un poquito especial para este tipo de circunstancias -dicho por él mismo-) quiera.

En definitiva, reconocer a Álvaro Cervera con un homenaje en el estadio sería sellar su legado de una manera que refleje la magnitud de su contribución. Porque, incluso más que una puerta o el reconocimiento que el club considere realizar, lo que Cervera se ha ganado es un lugar permanente en el corazón de los cadistas y en la historia nuestro Cádiz CF.

Jesús Manuel López Capell
Director