Jon Ander Garrido, ya leyenda del Cádiz CF, regresó a un estadio familiar, pero esta vez en un rol diferente. El mediocentro, que colgó las botas después de una carrera ilustre, estuvo presente en Balaídos, reencontrándose con excompañeros y seguramente con emociones encontradas, mientras veía el enfrentamiento entre su antiguo equipo y el Celta de Vigo.
Garrido, cuyo viaje con el Cádiz comenzó en la Segunda División B y culminó en los escenarios de la Primera División, fue un espectador de lujo durante un partido marcado por la polémica arbitral. Su presencia añadió un matiz nostálgico al encuentro, recordando sus contribuciones en 221 partidos oficiales con la camiseta amarilla, incluyendo 8 goles que ayudaron a cimentar la posición del club en el fútbol español.
En el campo, el Cádiz se enfrentó a la adversidad, sobrellevando una controvertida tarjeta roja directa mostrada a Víctor Chust y una actuación arbitral que fue cuestionada tanto por el cuerpo técnico como por la afición. A pesar de las circunstancias, el equipo logró arrancar un valioso empate 1-1, con un gol tempranero de Chris Ramos que puso por delante al equipo amarillo.