La afición cadista acudió en masa a Marbella y alrededor de 400 cadistas llenaron de amarillo y azul las calles de la localidad de la Costa del Sol horas antes del partido que se tenía que disputar en el Municipal marbellí.
Pese a que se intentó que la jornada transcurriera con total normalidad, finalmente no pudo ser así, ya que la presencia de algunos salvajes, que según apuntaban los miembros de la seguridad del estadio eran presuntamente radicales malaguistas, terminó aguando la fiesta de algunos aficionados del Cádiz que se vieron inmersos en una batalla que nada tenía que ver con el ambiente de convivencia que se había llevado a cabo hasta aquel momento, con un lanzamiento de bengalas y piedras que sorprendió a familias y niños por parte cadista, que tan solo iban a intentar disfrutar de su equipo, del partido y de un buen día por Marbella.
Como consecuencia de tal salvajada, un aficionado cadista tuvo que ser atendido de una pequeña brecha en la cabeza y otros sufrieron golpes aunque no requirieron de asistencia sanitaria. También el autobús del Cádiz sufrió algún que otro daño sin importancia alguna.
Pese a que existen otros precedentes en el mismo escenario y con los mismos rivales sobre el campo, el partido no fue declarado de alto riesgo, por lo que no se pudo disponer de un dispositivo especial de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, aunque finalmente los efectivos presentes sí pudieron controlar eficientemente la situación en colaboración con miembros de la Policía Local de Marbella.