El fútbol español está en guerra. Por una parte RFEF y AFE, por la otra Liga de Fútbol Profesional y Gobierno de España. Villar y Rubiales versus Tebas y Wert. Posiciones firmes y parece que por el momento inamovibles en ambos bandos a cuenta del Real Decreto que modifica las ganancias por los derechos de TV. El resultado por ahora no es otro que la convocatoria de huelga indefinida por parte del sindicato de jugadores para el fin de semana del 16 y 17 de mayo. En el aire son muchos los puntos por dilucidar. Los convocantes piden una reforma de ese Real Decreto en el plazo de ya casi una semana, dejando incluso claro que ni siquiera iniciar negociaciones desbloquearía la huelga.

Intentar saber en qué afectará eso al final de las distintas competiciones es ahora una incógnita. En el escenario más benévolo, está la posibilidad de que haya un acuerdo antes de la fecha señalada y todo quede en nada, manteniéndose el calendario con total normalidad. Por otro que se produzca un parón que más tarde se reanude y obligue a retrasar el desenlace de las diferentes ligas en varias semanas.

En el caso más extremo nos encontraríamos con una huelga que se prolongue en el tiempo, que el entendimiento no exista y la temporada no se complete. Ante tal situación el Reglamento General de la RFEF, organismo que controla la Segunda División B, prevé que los ascensos a Segunda División sean cuatro en su artículo 191, así como el sistema de playoff para lograrlo. ¿Qué pasaría si llegado el mes de julio las competiciones no han acabado? Cuesta pensar en tal situación, pero no se podría descartar un ascenso directo de los cuatro líderes como vía rápida.

Obligados a entenderse

A nadie se le escapa que la medida de fuerza de la AFE tiene toda su intención. La fecha elegida para la huelga significa un quebradero de cabeza auténtico en el momento actual para el desenlace de las competiciones. Al final de las ligas en Primera y Segunda por parte de la LFP se le une la Final de la Copa del Rey para la RFEF. Por otro lado, en el ámbito político, unas elecciones generales con la consiguiente imagen de gestión del Gobierno de España.