Cuando se conocía la decisión del Córdoba de destituir a José Luís Oltra como entrenador tras encadenar el conjunto cordobesista nueve jornadas sin perder, la llegada del entrenador del filial al primer equipo entraba dentro de toda lógica. Pero el club verdiblanco se apresuró a informar que no sería una solución intermedia, sino que Carrión sería el entrenador del Córdoba CF a todos los efectos.

No era la primera vez que el técnico barcelonés de 37 años, y ex jugador cordobesista, se iba a sentar en el banquillo del equipo califa ya que anteriormente lo hizo como ayudante de Pablo Villanueva en la 2013-2014 y en esa misma campaña como primer técnico durante un partido tras el cese del madrileño.

Con el equipo en Primera, en la 2014-2015 formó parte del cuerpo técnico tanto con el ‘Chapi’ Ferrer y posteriormente con Djukic. En el intento de salvar la categoría el club da las riendas del primer equipo al entrenador del filial, por entonces José Antonio Romero, y Carrión pasa dirigir al Córdoba B.

En esta nueva aventura ha aterrizado con dos buenos resultados. Ganó al Málaga en Copa por dos goles a cero y también en Reus en el día de ayer. Dos victorias que sanan las heridas del equipo y que le hace de nuevo entrar en la senda de las victorias antes de recibir al Cádiz CF en el Arcángel. Carrión ha dejado claro desde su llegada que no le va a temblar el pulso a la hora de contar con jugadores jóvenes del filial. Ya lo hizo en Copa con la participación de Javi Galán, Esteve o Moha. Esos tres mismos futbolistas también lo hicieron en Liga en Reus.

Quiere basar el fútbol de su equipo en la posesión del balón y que el fútbol se genere a partir de sus dos pivotes. Ayer en tierras catalanas se vio a un Córdoba de toque que llegó arriba, pero que también evidenció lagunas defensivas con un Kieszek imperial bajo palos que evitó serios remates del rival con actuaciones de mucho mérito.