El Valencia CF en un comunicado emitido ayer exponía, entre otras cosas, que sus jugadores fueron “forzados a jugar bajo amenaza de penalización después de los insultos racistas”. Una acusación muy grave tanto hacia el colegiado como a la propia RFEF, a la cual esta última ha respondido, pero curiosamente no de manera oficial sino a través de una consulta a EFE.

En declaraciones a EFE, la Real Federación Española de Fútbol asegura que el árbitro del partido no mantuvo conversación alguna en el sentido que cita el comunicado del Valencia CF, señalando como testigos a los delegados de ambos clubes, David Rangel por parte del Valencia CF y Salvador Chirino por parte del Cádiz CF, así como del propio delegado del partido, Fidel Valle Gil.