La psicosis de las tarjetas provoca escenas surrealistas

 
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Muchos equipos ya tienen la clasificación para las eliminatorias de ascenso conseguida, algunos como el Cádiz o Real Unión como primeros, y de aquí al final de liga su única obsesión es que sus jugadores lleguen con el menor número de tarjetas amarillas posibles. Si es sin ninguna, mucho mejor.

Por ello, durante las últimas jornadas se están viendo casos chocantes como el protagonizado la pasada jornada por un jugador del Real Unión. El centrocampista Aitor Sanz, que llegaba al partido frente a la Real Sociedad ‘B’ con la consigna de no ver ninguna cartulina amarilla ya que tenía dos en su haber, recibió una por parte del colegiado a falta de un minuto para el final del encuentro. Nada más ocurrir la acción saltaron todas las alarmas y desde el banquillo se le instaba al jugador que, de manera inmediata, hiciera otra acción merecedora de otra tarjeta para que así fuera expulsado y la anterior amonestación no pasara a engrosar la lista de su ciclo. El madrileño estuvo rápido y unos segundos después paró el juego con la mano para lograr así su objetivo de no acabar el partido.

Por culpa de una falta de previsión total por parte de la RFEF durante las dos próximas jornadas se pueden ver acciones tan extrañas como estas en muchos estadios. Y se producirán porque lo más lógico o sensato hubiera sido que para los playoff, las amonestaciones comenzaran de cero y sólo se mantuvieran las expulsiones. Algo que ocurre en otras competiciones (como mundiales o eurocopas) donde tras una liga regular o de grupos tienen lugar unas eliminatorias.

Hay que tener en cuenta que esos equipos ya clasificados están jugando partidos contra otros que aún luchan por sus intereses y por culpa de acciones como estas terceros clubes podrían verse perjudicados.

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