El Cádiz supo imponerse y remontar un 1-3 en un final de infarto.

Foto: portalcadista.com

Sólo en lo inexplicable que es el fútbol se puede encontrar una explicación a lo que ha pasado hoy en el Ramón de Carranza. En eso y en la voluntad de los jugadores del Cádiz que no dieron nunca por perdido un partido que casi estaba sentenciado a favor del Albacete en la segunda mitad. Hoy el equipo cadista no sólo ha ganado tres puntos, sino que se ha inflado de moral para al menos afrontar el duelo en Cartagena el próximo viernes.

La afición respondió a la llamada y unos nueve mil espectadores se dieron cita en las tres gradas que el estadio gaditano tiene operativas. Nada más comenzar el partido al césped llegaban los cánticos de ánimo y el equipo comenzó a dar buenas muestras de juego, sobre todo ofensivo. Asi en el primer minuto Enrique recibía un balón con el que ganaba la espalda a la defensa y se colocaba delante de Cabrero para que el guardameta abortara la ocasión. Contestaría pronto Sales con una jugada similar pero su balón salió demasiado cruzado por línea de fondo.

Y de nuevo el Cádiz a la carga. Primero Ramis recibió un balón de abraham y su disparo pasa rozando el palo. Fue la antesala del gol. A los once minutos Toedtli, entre dos rivales, pudo cabecear al fondo de la red un centro de Enrique desde la derecha. Se había cumplido el primer objetivo: ponerse por delante en los primeros compases.

El fútbol que se veía en el césped no era de demasiada calidad pero sí de mucha intensidad. Ambos equipos iban dejando a un lado las jugadas elaboradas para intentar un juego más directo. Abraham disparaba flojo a las manos del portero y Ramis, en una bella acción de contraataque, elevaba el balón por encima de Cabrero pero se marchó desviado por poco.

En la cabeza de todos aparecían imágenes de partidos anteriores, en las que el equipo había gozado de ocasiones pero pagaba muy caro el perdonarlas. Y casi lo hace realidad antes del descanso Fernando Sales. El sevillano, en el punto de penalti, se encontró con un balón pero su disparo fue al centro. Casilla lo desvió a bocajarro en la que fue la mejor oportunidad para los manchegos en lo que llevábamos de partido.

A partir de esos momentos ambos equipos se estiran y, aunque el Cádiz seguía monopolizando las mejores ocasiones, el marcador no se movería antes del intermedio a pesar de un remate alto de Enrique.

Tras la reanudación llegaría el primer mazazo para los cadistas. En la primera jugada Fernando Sales entra por su banda derecha, Cifuentes y Raúl López descuidaron sus zonas y Mansilla, que tenía que ocupar el espacio, llegaba tarde. El centrocampista sevillano se plantó delante de Casilla y lo batió con sutileza a media altura cuando el cancerbero ya se encontraba casi en el suelo.

Comenzaron los nervios. El Albacete se envalentonó y puso otra marcha que no había utilizado hasta ese instante. Callejón avisó en un lanzamiento de falta que intentó sorprender a Casilla y en la que provocó un saque de esquina. Fue en éste cuando el cabezazo de Salva quedaba muerto en el área e Hidalgo sólo tiene que empujar a la red. Carranza se silencia y todo parecía perdido. Espárrago intentó reactivar al equipo dando entrada a Bogunovic que debutaba con la camiseta del Cádiz. El serbio lo intentó en un disparo flojo y Abraham mandó otro balón alto.

Pero de nuevo el Alba marcaría. Esta vez fue Callejón que aprovechaba un magnífico pase en diagonal para zafarse de Cristian y batir por bajo a Casilla. Parecía imposible tener ya alguna esperanza a pesar de que quedaba aún mucho partido. Varios centenares de aficionados abandonaron las gradas y los que se quedaron pasaron los siguientes minutos pidiendo la marcha de Muñoz, además de proferir insultos hacia Julio Peguero y los jugadores. Esos gritos subieron de volúmen cuando Sousa falló de manera incomprensible un disparo que se marchó alto cuando lo tenía todo para marcar. Ahora el que perdonaba era el Albacete y faltaba por saber si también acabaría pagándolo. Finalmente, así fue.

La entrada de Diego Tristán y López Silva por Toedtli y Ramis empujó al equipo hacia arriba. Además, en ese mismo minuto, Tarantino vio su segunda tarjeta amarilla y los manchegos se quedaban con diez. Los de Julián Rubio demostraron entonces que son un equipo muy tocado anímicamente. De esos que cualquier cosa puede deshacer como un azucarillo. El Cádiz puso toda la carne en el asador. Abrió el campo y comenzó a colgar balones al área. Enrique avisaba con un disparo al palo en un lanzamiento de falta escorado y a la media hora de la segunda mitad llegaría el dos a tres. Precisamente el extremeño ponía su segunda asistencia de gol de la tarde para que Diego Tristán rematara en plancha. Había tiempo. Poco, pero había.

Mansilla mandó alto un balón que botó demasiado antes de su disparo pero el empate estaba al caer. Esta vez Enrique no hizo de asistente sino que fue López Silva el que desempeñó ese papel para que el 8 cadista hiciera el empate dentro del área. Al menos el punto se había logrado, pero era el momento de ir a por más. El Cádiz estaba volcado y la machada era posible. Cabrero la evitó en principio con un tremendo paradón en un tiro a bocajarro.

Y llegaría el éxtasis cuando se culminaba la remontada con un minuto del tiempo reglamentario sobrepasado. Fragoso recibía un balón en la frontal del área y por bajo lo colocaba tan justo al palo que la estirada del portero del Albacete fue insuficiente. El delirio se desataba en las grada y el Cádiz conseguía un triunfo épico ante los suyos. Tres puntos que llevan implícitos un bálsamo de moral y confianza para los próximos encuentros.

Ni mucho menos esto va a ser suficiente para lograr la permanencia pero hoy, durante muchos minutos, la Segunda B se vió muy cerca. Hay que seguir luchando y los jugadores han demostrado ya con creces que por su parte no se va a escatimar esfuerzos.