No quiere que se lancen las campanas al vuelo por el juego visto el pasado domingo ante el Albacete y avisa que “lo que se vio el otro día no deja de ser una declaración de intenciones. Es evidente que el equipo estuvo a un buen nivel durante setenta minutos pero eso solo no sirve. Has hecho esfuerzo para ganar, pero con diez en los últimos minutos el golpe psicológico fue fuerte. El equipo cree y quiere, pero ni mucho menos está consolidado. Sí al menos ahora se ve que cuando los muchachos quieren y se lo proponen, lo intentan. Pero hay mucho margen de mejora. Soy muy exigente. Me parece perfecto que se vea la mejora y que nosotros tengamos la obligación de proponer eso pero solo con intenciones y estilo no se gana. Todos los estilos ganan o pierden”.
Sobre su posible renovación no quiere hablar, aunque sí reconoce que ha habido conversaciones y que es feliz en estos momentos en el Cádiz. “Lo único que sé es que soy entrenador del Cádiz y quedan siete partidos, que de estos siete hay que ganar el máximo de ellos y que hablar de otras cosas distrae. Y no me da la gana distraerme. No puedo negar que se ha hablado y que ha habido unas primeras conversaciones de la misma forma que no niego que aquí estoy muy a gusto yo y mi familia. Pero solo eso no basta y tiene que haber proyectos y demás. Pero repito que eso ahora distrae. Llegado el momento soy fácil”.
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