El Cádiz CF visitará este próximo sábado por segunda vez en su historia uno de esos estadios que en el pasado han dejado mal sabor de boca. En su triste deambular por el pozo de la Segunda División B el cadismo tiene grabado a fuego momentos para olvidar y en el estadio burgalés vivió uno de ellos.

Un 29 de mayo de 2011 se disputaba en Anduva la vuelta de la primera eliminatoria de playoff de aquella temporada. El conjunto amarillo había apurado para llegar como cuarto a su intento de recuperar la categoría perdida la anterior campaña. Con José González se recuperaba la ilusión tras volver el gaditano al banquillo sustituyendo a Risto Vidakovic. El resultado en casa de 2-0 con goles de Cifuentes y Antonio Moreno llenaba de optimismo a la afición para ese encuentro. Un día que amaneció soleado en el norte de España pero que a poco del comienzo del choque descargó una importante cantidad de agua y el cielo se cerraba para recibir al Cádiz. Todo un vaticinio de lo que vendría después.

Con el equipo bien asentado al inicio del partido el colegiado anulaba un gol a Juanse sin que nadie, ni siquiera los jugadores del Mirandés, supieran el motivo. Prácticamente en la última jugada de la primera mitad, en un saque de banda pésimamente defendido, Alain conseguía adelantar a su equipo. Llegaba el descanso con ese marcado y la ventaja siendo más reducida. En el segundo período con un bombardeo constante al área cadista llegaba el segundo en el 66’ también por medio de Alain. Una grada que apretaba y un Cádiz asustado había puesto la eliminatoria igualada.

Los minutos pasaban y un torrente de luz sin embargo entraba en la oscura visión de los aficionados amarillos cuando Pachón hacía el 2-1. A falta de sólo ocho minutos para el final la eliminatoria no se podía escapar. Pero  se escapó. La incapacidad total de saber romper el ritmo del partido hizo que los balones siguieran llegando al área. Dos minutos después Baquero marcaba en propia puerta. Quedaba muy poco. No podía pasar. Pero pasó. En el descuento Mugika hacía el definitivo 4-1 que dejaba a todos los cadistas con cara de tontos y cerraba la puerta de un ascenso que tardaría cinco años más en abrirse. Lo hizo por fin este verano por lo que el Cádiz regresará a Miranda de Ebro con esas imágenes ya difusas y esperando conseguir algo positivo de una visita que hasta ahora nadie quería recordar.