Tiene 37 años, hace dos años cambió La Hoya Lorca por el fútbol polaco y fue uno de los primeros fichajes del Cádiz CF la pasada temporada en Segunda División B. Esta carta de presentación, a priori no muy buena, posiblemente esconda la explicación del buen rendimiento que está dando Alberto Cifuentes en la portería del equipo cadista en LaLiga 1|2|3.

Desde su llegada a la Tacita de Plata, Cifuentes fue peleando por ganarse la confianza del público, pues la de Claudio Barragán la tuvo desde el primer día. La seguridad que mostraba a los defensas fue más que importante en la fase de ascenso, donde dio su mejor versión para convertir la portería cadista en un muro infranqueable. Sin duda, su resurgimiento soñado y seguramente esperado.

Y así es como pasó Cifuentes de ver de cerca su final en el mundo del fútbol, tras su periplo en el Piast Gliwice de Polonia, a ser titular indiscutible en la división de plata. Si el año pasado dejó en el banquillo a Pol Ballesté, que tuvo que conformarse con la Copa del Rey, lo mismo ha hecho esta temporada con Jesús Fernández, portero que llega desde la máxima categoría y que, tras la eliminación de Copa, tendrá que ver los partidos desde el banquillo.

Ya en el Trofeo Carranza, siendo el héroe de la tanda de penaltis en la semifinal ante el Atlético de Madrid, Alberto Cifuentes enviaba un mensaje claro. “Aquí estoy yo”. En liga, reapareció bajo los focos para salvar al Cádiz CF en más de una ocasión, cobrando principal protagonismo en estas dos últimas jornadas.

La semana pasada, en Lugo, fue clave en la victoria amarilla, interviniendo a la perfección a un disparo de Joselu Moreno desde la frontal y sacando el pie, ya con el uno a cero en el marcador, a un disparo en el área pequeña de Pedraza que terminaría de desesperar a los gallegos y ayudaba al equipo a sumar su primera victoria como visitante. Este fin de semana, ante el Huesca, el penalti parado a Alexander Gónzalez y sus paradas a disparos desde fuera del área permitieron sumar la primera racha de dos victorias consecutivas.

Su historia se asemeja a la del Cádiz, por lo que club, afición y portero se sienten identificados. Entre ellos se ha creado una unión, un lazo. Grada y guardameta se entienden a la perfección. El pasar de las alfombras y focos al barro y sombras les ha servido para madurar. Regresar, les ha servido para disfrutar del balompié como nunca. Sí, por encima de cartas de presentación.