Ha sido, o está siendo, una temporada de dulce para el Cádiz y su afición. Así lo seguirá siendo ocurra lo que ocurra en el venidero playoff de ascenso a LaLiga Santander. Por el camino, algunos momentos de altibajos, pero siempre en la dirección de playoff. Sin embargo, a buen seguro ha sido un año difícil para un jugador que el pasado domingo acabó con una sonrisa de oreja a oreja.

Tras descender con el Albacete a Segunda B, Rubén Cruz aterrizaba en el Cádiz en el pasado mercado veraniego de fichajes. Tendría que competir contra Güiza, Gorka Santamaría y Alfredo Ortuño por un hueco en el puesto de delantero centro, un puesto que llegaba el nombre de Ortuño y el dorsal 19 desde que el jugador de Yecla aterrizó en el Cádiz.

Tuvo que reinventarse el utrerano y amoldarse a la media punta, realizando un trabajo silencioso. Más fabricador que rematador o realizador. Lejos de la portería, donde no terminaba de sentirse cómodo, pero, cuando se trata de jugar, cualquier posición termina siendo buena.

Los resultados llegaban con Rubén jugando por detrás de Ortuño, aunque el técnico cadista prefería probar un trivote encabezado por Abdullah y no funcionó mal. Además, la llegada de Aketxe en el mercado invernal dejaba a Cruz sin posibilidades de salir de inicio. No tenía hueco y, para suplir a Ortuño, ya estaba Gorka Santamaría.

Finalmente, el pasado domingo apareció la oportunidad perfecta para él. La deseada. Cervera sustituía a Ortuño por Rubén Cruz en el descanso, colocándole en la punta de ataque por primera vez esta temporada, jugando delante de Aketxe. Ahí, el ex del Albacete se sintió cómodo, se palpaba, realizó una gran segunda parte y dejó maravillado al público con su jugada personal previa al 2-0. Buen control y buena asistencia.

Le ha faltado marcar, de momento, pero Rubén demostró que ha aprendido la manera perfecta de cargar con la cruz de la suplencia e incluso con la de no convocado. Después de tanto tiempo, encontró su oportunidad, la aprovechó y seguramente peleará por realizar un gran papel este sábado en Pucela ante el Real Valladolid. De eso se trata al fin y al cabo, de cargar con una cruz posible de cargar y demostrarlo.