-¿Cómo vive un vitoriano en Cádiz?

-Muy bien. Vivimos en el Puerto de Santa María, una ciudad muy tranquila, y dentro de la rutina de los entrenamientos, el colegio de los niños... aclimatándonos a la vida de los andaluces. El estar lejos de la familia es lo peor.

-Puestos a emigrar tampoco es mal sitio...

-Por eso. A cualquiera le gustaría, sobre todo por el clima. Ahora estamos en pantalón corto y chancletas.

-¿Ha merecido la pena pagar 90.000 euros para poder fichar?

-Sí. Tenía dos opciones: o seguir en Segunda B, que con 28 años y siendo defensa es casi decir adiós al fútbol, o hacer una apuesta fuerte a nivel económico y volver a engancharme al tren del fútbol. Gracias a Dios me están saliendo bien las cosas, estoy jugando y estoy contento.

-Y tanto, es el jugador de campo más utilizado en el Cádiz.

-Me han respetado las lesiones y estoy teniendo muchos minutos.

-En Segunda siempre ha respondido: Salamanca, Sevilla, Santander, Eibar... ¿Qué le falta para asentarse en Primera?

-No sé. He estado varios años en el Athletic y no he disfrutado de minutos. Si no los tienes, no puedes demostrar nada. Ahora los tengo y esperemos que llegue otra oportunidad para, por lo menos, demostrarme a mí mismo si valgo o no valgo para Primera.

-El Athletic tiene lo suyo también...

-Está difícil. Hablo con ex compañeros, pero prácticamente no hablamos de fútbol porque en estos momentos no es fácil la situación. Llevan dos o tres años pasándolo mal, pero esperemos que todo salga bien al final.

-Lo de poner Caneda en la camiseta es en homenaje a su madre.

-Sí, falleció el año pasado. Era una persona que estaba todo el día hablándome de fútbol, me daba consejos dentro de lo que sabía, de darlo todo por el equipo, esforzarse al máximo por los compañeros... Era una persona muy importante para mí y gracias a ella y a mi padre puedo estar en el mundo del fútbol.