Una constante durante la temporada ha sido escuchar, tanto en boca de Paco López como en la de Gaizka Garitano, que uno de los problemas que arrastra el equipo es el de no haber sabido adaptarse a la categoría de Segunda División después de estar cuatro años en Primera. Pero, sin embargo, las dos primeras llegadas para reforzar el plantel en el mercado invernal no tienen ninguna experiencia en la misma.
Iker Recio y Mario Climent se han encontrado con el premio de poder tener sus primeros minutos en división profesional vistiendo la camiseta amarilla. Un salto sin duda alguna importante en su carrera, que tendrá al conjunto cadista y su escudo como protagonistas y que a buen seguro quedará grabado en sus cabezas para toda su vida.
De ellos, además de las virtudes futbolísticas que hayan llamado la atención de los responsables del Cádiz, se espera la frescura y las ganas de comerse el mundo. Algo que tendrán que lograr también sobreponiéndose a la presión que significa jugar en este equipo y ante su afición. Quienes les han seguido de cerca en el Antequera y en el Mérida respectivamente, no tienen dudas de que están capacitados para ello. No obstante será el tiempo, y nadie más, el que acabe poniendo nota a estas incorporaciones y en el pensamiento de todos está la esperanza de que puedan aportar lo que el Cádiz necesita para afrontar el segundo tramo de competición sin los mismos agobios que ha tenido en el primero.